11 DE NOVIEMBRE 2019. TRANSITO DE MERCURIO

El lunes 11 de noviembre por la tarde, los observadores que dispongan de pequeños telescopios podrán observar el tránsito, sobre el disco del Sol, de la pequeña silueta del planeta Mercurio, un interesante evento astronómico que será visible desde Europa, América, África y Asia occidental. En Donostia será visible desde hora y media después del mediodía, a las 13:36h, hasta el ocaso (17:48h), porque las últimas fases del evento, que durará hasta la 19:03h, no los veremos desde aquí ya que el Sol se habrá ocultado.

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Transito de Mercurio desde Donostia mayo 2016. Foto cortesía de Iñaki Taboada
Llamamos tránsito de un planeta interior (Venus o Mercurio), a su paso por delante del disco solar. Es un fenómeno poco frecuente que se produce cuando el planeta interior se encuentra en conjunción inferior a la vez que está cruzando uno de sus nodos orbitales. La Tierra atraviesa todos los años la línea de nodos de la órbita de Mercurio los días 8-9 de mayo y los días 10-11 de noviembre. Si en esas fechas concurre una conjunción inferior, tenemos oportunidad entonces de observar un Tránsito.

En este caso, el 11 de noviembre, tenemos a Mercurio en conjunción inferior y cruzando el nodo ascendente. Los tránsitos de Mercurio tienen lugar un promedio de 13 veces por siglo. El último tuvo lugar el 9 de mayo de 2016 y fue visible desde Donostia en su totalidad. El siguiente será el 7 de mayo de 2032. 

La órbita de Mercurio está inclinada 7º respecto a la de la Tierra, de manera que el plano de la órbita de Mercurio corta el plano de la Eclíptica y conforma dos nodos en su órbita por donde el planeta pasa del sur al norte eclíptico por el nodo ascendente, en torno al 10 de noviembre, y del norte al sur por el nodo descendente, en torno al 8 de mayo.


La notable excentricidad de la órbita de Mercurio y la proximidad del nodo ascendente al perihelio del planeta explica que los tránsitos por este nodo, los de noviembre, sean el doble de frecuentes que los de mayo por el descendente, debido a que la cercanía al Sol es mayor. Esta cercanía también explica que los tránsitos en noviembre sean más cortos (5 horas y media) que los de mayo (8 horas), debido a que el planeta se mueve más rápidamente.

Existe una cierta periodicidad en estos fenómenos, aunque obedece a reglas complejas. Es claro que tales periodos han de ser múltiplos del periodo sinódico, que es de 166 días. Mercurio suele transitar el disco solar en promedio unas 13,3 veces por siglo, y no de forma regular, sino en intervalos de 3, 5 y 13 años. Y si contemplamos plazos de tiempo mucho mayores (siglos), a esta discreta diferencia se acumulan las motivadas por las variaciones orbitales que afectan a la posición del perihelio (precesión del perihelio de Mercurio), a la variación en la excentricidad, y a la variación secular de la longitud del nodo en la órbita.

A esto hay que añadir las variaciones que también afectan a la órbita terrestre. Hace mil años, los tránsitos que ahora vemos en mayo y noviembre se producían en abril y octubre, y dentro de dos mil años se producirán en junio y diciembre. La coincidencia en las fechas del calendario de los tránsitos está determinada por el hecho de que los planos orbitales de la Tierra y Mercurio se mantienen estables -teniendo en cuenta referencias sidéreas- en escalas temporales bajas; la pequeña oscilación en los días se explica porque el año de nuestro calendario, el año civil, de 365 días, no coincide con el año trópico de 365 días 5 horas 49 minutos. 

DATOS ORBITALES DE          
MERCURIO
Semieje Mayor a
0.387099 UA|          57.91 millones de km
Excentricidad e
0.20563
Periodo Orbital P
0.240844 años                       87d 23h 15m
Inclinación i
7.004979º
Velocidad Orbital
47.873 km/s
Periodo Sinódico Medio
115.878 días
Diámetro aparente
Mínimo 4.5”               |             Máximo 13.0”
Distancia a la Tierra
Máxima 221.9 x106|             Mínima 77.3x106
 Fuente JPL


La primera observación de un tránsito de Mercurio de la que se tiene noticia fue realizada el 7 de noviembre de 1631 por Pierre Gassendi (1592-1655). Los astrónomos de los siglos XVII y XVIII se aplicaron, a propuesta de Edmond Halley (1656-1742), en observar los tránsitos planetarios, especialmente los de Venus, para tratar de determinar la distancia al Sol siguiendo el método de Joseph-Nicolas Delisle (1688-1768).

Las observaciones de los tránsitos de Mercurio en el siglo XIX mostraron una discrepancia en el cálculo de efemérides elaboradas para este planeta, que revelaba una anomalía que se concretaba en un avance del perihelio de Mercurio inexplicable con las leyes gravitacionales de Newton. Dicho fenómeno se había tratado de justificar de manera no satisfactoria por perturbaciones gravitatorias de los demás planetas.

En 1915, Albert Einstein (1879-1955), aplicando sus ecuaciones, corrigió satisfactoriamente los cálculos para con la precesión del perihelio de Mercurio, explicándolo mediante su Teoría de la Relatividad General, lo que supuso una rotunda confirmación de ésta.

Tránsito de Mercurio de Mayo 2016 desde Donostia. Cortesía de Aitor Abadía



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