EL CIELO PROFUNDO DE JUAN PEDRO RAMÓN PÉREZ. NEBULOSA DEL CANGREJO


Nuestro amigo Juan Pedro Ramón Pérez nos envía desde su observatorio en Canarias esta magnífica imagen del cielo profundo en la que podemos admirar la Nebulosa del Cangrejo, también conocida como M1, NGC 1952, Taurus A, Taurus X-1 y SN 1054. Un objeto de magnitud 8.4 que estos días podemos observar con telescopios al anochecer en la constelación de TAURO y que podemos localizar a 1º al NO de Zeta Tau
Charles Messier (1730-1817)

Se trata de un resto de supernova que fue observada y documentada por primera vez en el año 1054 por astrónomos chinos y árabes como una estrella visible a la luz del día,  y que pudo observarse en el cielo durante 22 meses. 

Posteriormente fue observada en 1731 por John Bevis, y más tarde, en 1758, Charles Messier volvió a verla, observando en ella "una luz blanquecina, alargada en forma de bujía, que no contiene estrellas

Con M1 Messier comenzó su conocido catálogo de objetos difusos y no puntuales que pudieran confundirse con cometas. Messier se había tropezado con  este objeto cuando buscaba el cometa Halley, cuyo paso esperaban los astrónomos durante aquellos días, un acontecimiento astronómico que confirmaría los cálculos de Halley apoyados sobre las leyes de Newton. 

Hoy en día este resto de supernova se considera un plerión, o nebulosa en expansión impulsada por el viento de un púlsar. Situado a una distancia de aproximadamente 6300 años luz de la Tierra, la nebulosa tiene un diámetro de unos seis años luz (1,84 pc) y su velocidad de expansión es de 1500 km/s.

El púlsar del centro de la nebulosa se denomina PSR B0531+21, y gira sobre sí mismo a 30 revoluciones por segundo, emitiendo también pulsos de radiación que van desde los rayos gamma a las ondas de radio. El descubrimiento de la nebulosa produjo la primera evidencia que concluye que las explosiones de supernova producen púlsares.

Se cree que la rotación del púlsar da lugar a un viento de partículas a velocidades relativistas al que hay unidos campos magnéticos. Las partículas del viento se alejan del púlsar radialmente, todas con la misma energía, hasta que llegan a una onda de choque donde sus direcciones se vuelven aleatorias y su distribución de energía adopta la forma de una ley de potencias. Sólo a partir de esa onda de choque las partículas empiezan a emitir radiación, que se observa desde las ondas de radio a los rayos gamma, y por eso hablamos de un plerión. El plerión acaba en otra onda de choque, que lo separa del medio interestelar. 

FUENTE WIKIPEDIA